La salud de los estadounidenses ha sido desigual durante mucho tiempo, pero un nuevo estudio muestra que la disparidad entre las expectativas de vida de diferentes grupos poblacionales casi se ha duplicado desde el año 2000. Global Health Watch, Medicaid, Noticias En Español, Public Health, Race and Health, States, Latinos KFF Health News
La expectativa de vida entre los nativos americanos en el oeste de Estados Unidos ha caído por debajo de los 64 años, una edad cercana a las de la República Democrática del Congo y Haití. Para muchos estadounidenses de origen asiático, es de alrededor de 84 años, similar a las de Japón y Suiza.
La salud de los estadounidenses ha sido desigual durante mucho tiempo, pero un nuevo estudio muestra que la disparidad entre las expectativas de vida de diferentes grupos poblacionales casi se ha duplicado desde el año 2000. “Esto es como comparar países muy distintos”, dijo Tom Bollyky, director del programa de Salud Global en el Council of Foreign Relations, y autor del estudio.
El análisis, llamado “Ten Americas” (10 Américas), publicado a fines del año pasado en The Lancet, halló que “la expectativa de vida de una persona varía drásticamente dependiendo de en dónde vive, las condiciones económicas en ese lugar y la identidad racial y étnica de la persona”.
Que la salud de algunas poblaciones específicas haya empeorado es una razón clave por la que la expectativa de vida general del país (75 años para los hombres y 80 para las mujeres) sea la más corta entre las naciones ricas.
Para cumplir con las promesas de la nueva administración Trump de que Estados Unidos vuelva a ser saludable, los responsables de las políticas tendrán que solucionar los problemas que socavan la expectativa de vida en todas las poblaciones.
“Mientras tengamos estas disparidades realmente graves, tendremos una expectativa de vida muy baja”, dijo Kathleen Harris, socióloga de la Universidad de Carolina del Norte. “No debería ser así para un país tan rico como Estados Unidos”.
Desde el año 2000, la expectativa de vida promedio de muchos indígenas americanos y nativos de Alaska ha estado disminuyendo de manera constante. Lo mismo ha sucedido desde 2014 con las personas negras en los condados de bajos ingresos del sureste del país.
“Algunos grupos en Estados Unidos enfrentan una crisis de salud”, dijo Bollyky, “y debemos responder porque está empeorando”.
Las enfermedades cardíacas, los accidentes de tránsito, la diabetes, covid-19 y otras causas comunes de muerte son responsables directos. Pero las investigaciones muestran que las condiciones de vida de las personas, sus comportamientos y sus entornos influyen en gran medida para que algunas poblaciones corran un mayor riesgo que otras.
Los nativos americanos del oeste (region que en el estudio “Ten Americas” abarca más de una docena de estados, excluyendo California, Washington y Oregon) estuvieron entre los más pobres del análisis, viviendo en condados donde el ingreso anual promedio de un individuo es inferior a los $20.000. Los economistas han demostrado que las personas con bajos ingresos suelen vivir menos.
Estudios también han vinculado el estrés de la pobreza, el trauma y la discriminación con conductas de riesgo para confrontarlos como el tabaquismo y las adicciones. Y las reservas a menudo no tienen tiendas de alimentos y agua potable, lo que dificulta comprar y cocinar alimentos saludables.
Aproximadamente uno de cada 5 nativos americanos del suroeste no tiene seguro médico, según un informe de KFF. Aunque el Servicio de Salud Indígena ofrece cobertura, el informe indica que el programa es débil debido a la falta crónica de fondos. Esto significa que las personas pueden retrasar o saltarse los tratamientos para enfermedades crónicas. La atención médica pospuesta contribuyó al enorme número de víctimas de covid entre los nativos americanos: aproximadamente uno de cada 188 navajos murió de la enfermedad en el pico de la pandemia.
“La combinación de un acceso limitado a la atención médica y mayores riesgos para la salud ha sido devastadora”, dijo Bollyky.
En el otro extremo del espectro, la categoría de estadounidenses de origen asiático del estudio mantuvo la expectativa de vida más larga desde el año 2000. En 2021, era de 84 años.
La educación puede ser en parte la base de las razones por las que ciertos grupos viven más.
“Las personas con más educación tienen más probabilidades de pedir, y seguir, consejos de salud”, dijo Ali Mokdad, epidemiólogo del Instituto de Métricas y Evaluación de la Salud de la Universidad Washington y autor del artículo. La educación también ofrece más oportunidades de empleo a tiempo completo con beneficios de salud. “El dinero te permite tomar medidas para cuidarte”, dijo Mokdad.
El grupo con los ingresos más altos en la mayoría de los años del análisis estuvo compuesto de manera predominante por personas blancas, seguido por el grupo principalmente asiático. Este último, sin embargo, mantuvo, por lejos, las tasas más altas de graduación universitaria. Aproximadamente la mitad terminó la universidad, en comparación con menos de un tercio en otras poblaciones.
El estudio sugiere que la educación explica en parte las diferencias entre las personas blancas que viven en condados de bajos ingresos, donde el ingreso individual promedio fue inferior a $32.363. Desde el año 2000, las personas blancas de los condados de bajos ingresos de los estados del sureste (definidos como los de Appalachia y el valle inferior del Mississippi) tuvieron una esperanza de vida mucho más baja que la de los estados del medio oeste superior, como Montana, Nebraska y Iowa. (Los autores proporcionan detalles sobre cómo se definieron y delimitaron los grupos en su informe).
El consumo de opioides y las tasas de VIH no explicaron la disparidad entre estos grupos blancos de bajos ingresos, dijo Bollyky. Pero desde 2010, más del 90% de las personas blancas del grupo del norte fueron graduados de la escuela secundaria, en comparación con alrededor del 80% en el sureste de Estados Unidos.
Comparado con otros, el efecto de la educación no se mantuvo en los grupos latinos. Los latinos tuvieron tasas más bajas de graduación de la escuela secundaria que los blancos, pero vivieron más tiempo en promedio. Esta tendencia de larga data cambió recientemente entre los latinos del suroeste debido a covid. Las personas hispanas o latinas y negras tenían casi el doble de probabilidades de morir a causa de la enfermedad.
En promedio, los negros han experimentado durante mucho tiempo peor salud que otras razas y etnias en los Estados Unidos, excepto los nativos americanos. Pero este análisis revela una mejora constante en la esperanza de vida de los negros desde el año 2000 hasta aproximadamente 2012. Durante este período, la brecha entre la esperanza de vida de los negros y los blancos se redujo.
Esto es así para los tres grupos de negros en el análisis: aquellos que viven en condados de bajos ingresos en estados del sudeste como Mississippi, Louisiana y Alabama; aquellos en condados altamente segregados y metropolitanos, como Queens, Nueva York y Wayne, Michigan, donde muchos vecindarios son casi completamente negros o completamente blancos; y los negros en todas partes.
Mejores medicamentos para tratar la hipertensión y el VIH ayudan a explicar estas mejoras que han experimentado muchos estadounidenses entre 2000 y 2010. Y las personas negras, en particular, han visto un marcado aumento de la graduación de secundaria, y avances en la educación universitaria en ese período.
Sin embargo, para las poblaciones negras el progreso se estancó en 2016. Las disparidades en materia de riqueza aumentaron. En 2021, los estadounidenses asiáticos y muchos blancos tenían los ingresos más altos del estudio, y vivían en condados con ingresos per cápita de alrededor de $50.000. Los tres grupos de negros del análisis se mantuvieron por debajo de los $30.000.
La brecha de riqueza entre los negros y los blancos tiene raíces históricas que se remontan a la época de la esclavitud, las leyes de Jim Crow y las políticas que impedían a los negros ser dueños de propiedades en vecindarios con mejores servicios de escuelas públicas, entre otros. En el caso de los nativos americanos, la brecha histórica de riqueza se puede rastrear hasta la casi aniquilación de la población y el desplazamiento masivo en los siglos XIX y XX.
La desigualdad ha seguido aumentando por varias razones, como la creciente brecha salarial entre los líderes corporativos predominantemente blancos y los trabajadores con salarios bajos, que son, de manera desproporcionada,personas de color. Artículos de KFF Health News muestran que las decisiones de algunos estados de no expandir Medicaid han puesto en peligro la salud de cientos de miles de personas que viven en la pobreza.
Investigadores han estudiado los posibles beneficios para la salud de los pagos de reparación para abordar las injusticias históricas que llevaron a las brechas raciales de riqueza. Un nuevo estudio estima que estos pagos podrían reducir la muerte prematura entre los estadounidenses negros en un 29%.
Menos controversiales son las intervenciones adaptadas a las comunidades. Por ejemplo, la obesidad a menudo comienza en la infancia, por lo que los responsables de las políticas podrían invertir en programas después de la escuela que brinden a los niños un lugar para socializar, estar activos y comer alimentos saludables, dijo Harris. Estos programas tendrían que ser gratuitos para los niños cuyos padres no pueden pagarlos y ofrecer transporte.
Pero si no se introducen cambios en las políticas que aumentan los salarios bajos, reduzcan los costos médicos, pongan a disposición viviendas seguras y una educación pública sólida y garanticen el acceso a la atención de salud reproductiva, incluido el aborto, Harris dijo que la expectiva de vida general del país puede empeorar.
“Si el gobierno federal está realmente interesado en la salud de Estados Unidos”, agregó, “podría calificar a los estados en función de sus indicadores de salud y darles incentivos para que mejoren”.
KFF Health News is a national newsroom that produces in-depth journalism about health issues and is one of the core operating programs at KFF—an independent source of health policy research, polling, and journalism. Learn more about KFF.
USE OUR CONTENT
This story can be republished for free (details).